12.9.09

hoy el día

e.
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Mi poncho apareció y fue lavado. Abajo de la cama estuvieron con la pelusa y el polvo también las pantuflas y algunos envases de agua vacíos. Limpiamos y todo esto apareció. Barrimos el balcón, lavamos incluso las paredes oscuras en la cocina.
El bebé me reconoce y eso lo hace sonreír. Le hablo como se le habla a los bebés:

hooooooolaaaaa bebééééeéééééééééé cómo le va bebéééééééééé ajoooooooooooooooooo ajoooooooooooooo qui pasha coshita bueeeeeeeeeeno bueeeeeeeeeeeeeno aaaaaaaaaaaaaay que te comooooooooo aaaaaaaaaaaaaaaaaaaay que te comooooooo a ver esa panchita aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay que te comoooooooooooooooo

Salimos a pasear aprovechando el sol, que le brota la nariz y las mejillas.
En casa se prepara la comida. Se pasea el gato.
Duermo la siesta y sueño que me pruebo ropa, un tapado que en el probador resultó un vestido strapless, el paño grueso gris se hizo un algodón azul liviano. En el centro del escote un medallón dorado. No puedo darme cuenta de cómo me queda porque no me desvisto para probármelo.
Llora el bebé y me despierto. Dani me pregunta si quiero ir a comprarme algo de ropa, algo lindo para que te pongas, me dice.
Salimos para otro paseo y el frío abre los ojos celestes brillantes del bebé desde las mantas en el cochecito. Las mujeres nos piden permiso para mirarlo un poco. Es un ángel.
De vuelta en casa se duerme y llora dormido, en silencio. No se puede despertar. Una pesadilla. Se despierta y ahora sí puede llorar con la voz. Parece confundido o parece que la diferencia entre el sueño y la presencia le produce cierta sensación que se detiene en percibir. Yo le digo que saque todo afuera mientras grita y Daniel me dice que no le diga eso que no le haga sentir pena.
Comemos todos. El bebé se duerme en paz.
Acá estamos nosotros. Dani se lleva una mochila con libros para el viaje hasta el cumpleaños de su amigo. Yo cuido al bebé. Leo el purgatorio de Mitia Karamázov que viene de matar a su padre y ahora se desquicia entre polacos y la policía. Voy por la página 641:

el hecho está a la vista, el hecho habla, grita, pero los sentimientos señores, los sentimientos son otra cosa. A ver señores (frunció el cejo Mitia), a mí me parece que sobre los sentimientos no tienen derecho a preguntarme. Aunque ustedes estén investidos, yo eso lo comprendo, esto es asunto mío, asunto interior mío, íntimo pero… así como no ocultaba mis sentimientos antes… en el mesón por ejemplo, y los decía a todos y cada uno… entonces no haré tampoco ahora un secreto de ello.

Todavía no perdí mi señalador de papel dorado de Rhodesia.

3 comentarios:

  1. Esto es arte de verdad.Ni siquiera eso puede decirse, ya que con estas palabras arruino todo, pero como me explico, está bien. La calma y la tranquilidad de un mural con sol. Se me caen las plantas de los pies.
    Mñññnmmm.

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